Un día mi corazón se detendrá
y como si de un árbol se tratase,
en lo más hondo,
sus ramas se habrán deslizado bajo la tierra
en busca de otros corazones
que ya, fuertemente atados,
seguirán dándole alimento.
Y yo me elevaré ligera,
me desharé de la funda que me envuelve
y como si de un halo de luz se tratase,
lanzaré mil destellos a mi paso,
sólo por hallar el camino por donde te marchaste.
Y sonreiré,
mecida en la atmósfera de
un atardecer rojo y soleado,
sabiendo que no existe el tiempo,
que todavía nos amamos,
que soy parte de un todo
y que todo forma parte de mí.
Y que tú, estarás otra vez conmigo.
Y esta vez para siempre.
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