lunes, 3 de noviembre de 2008

Finales felices

Hoy leía en el descodificador cómo Telecirco en su hipócrita lema "Doce meses, doce causas (pendientes)" había hecho pública una carta de A. Puertas, el maltratador de mujeres que dejó en coma a Neira, escrita desde la cárcel. En ésta decía que estaba deseando salir de prisión para explicar detalladamente su versión de los hechos. Para ello, Telecinico amablemente le concederá la oportunidad (libertad de expresión lo llaman los malnacidos) de defenderse en prime time en todos sus programas de visceras y corazón. La cantidad aún no ha sido revelada.

Entre esa noticia y la del chorizo de cachuli que también hará sus declaraciones en exclusiva por 60.000 euritos, la cadena amiga demuestra lo que es: Una puta bazofia. Esto me hace pensar en los finales felices de las películas. Antiguamente el final feliz consistía en que el malo moría, recibía su merecido, caía en desgracia y el bueno siempre triunfaba.

Aquello se acabó.

Ahora es el delincuente, el corrupto, el sinverguenza, el amoral y el asesino el que triunfa. Se habla de él, se lleva pa$ta, ocupa portadas. En el peor de los casos, paga por sus delitos un par de añitos de cárcel y después vive a cuerpo de rey (qué bien utilizada esta expresión.. eh, majestad?) con todo lo robado y de todas las exclusivas que concede y/o libros que escribe. Y para más inri, aún le llueven churris que quieren sentarse encima de sus rodillas.

El ensalzamiento de la pillería. Y lo más deprimente, todos lo consentimos.

Si todos tuviéramos lo que hay que tener (un mínimo de verguenza) ni la Justicia permitiría que ningun ex reo tuviese al menos durante cinco años (tiempo suficiente para que deje de ser noticiable y no pueda forrarse aún más) la oportunidad de vender ese episodio de su vida (episodio por el que fue encarcelado) a ningún medio de comunicación.

Ni ninguna cadena debería sentar a semejantes personajes en sus programas.

Ni ningún espectador debería conceder ni al delincuente ni a la cadena ni un ratio de audiencia.

Pero el caso es que nadie hace nada.

Y eso es lo que aprenderán nuestros hijos de la vida: que el malo triunfa y el bueno, siendo honrado no sale de pobre y encima no será más que un fracasado, un mediocre, alguien de quien no se hablará nunca si no espabila.

Así es esta sociedad.

Que el último apague la luz y cierre la puerta.

2 comentarios:

Blas Femen dijo...

Qué bueno.

Josu Sein dijo...

El otro día escuché cómo uno de esos periodiestuchos decía que si no se hablaba de la pantoja en la entrevista porque él se negaba, que entonces de qué se iba a hablar porque cachuli no interesa. ¿Interesa más sus relaciones sentimentales que los delitos por los que está imputado? Vaya país...