martes, 19 de junio de 2007

Violencia atávica

Decía J.P Albéniz en su post de hoy:
" La llamada fiesta de los toros es, como la violencia doméstica, un fenómeno sangriento que se basa en un amor paradójico e incoherente. Taurinos y asesinos de mujeres siguen una pasión desbordante, irracional, que les arrastra a eliminar lo que aman. Lo que supuestamente aman. El marido asesino jura matar por amor. El torero y el aficionado taurino juran querer al toro sobre todas las cosas, pese a que sueñan con su muerte violenta como única culminación posible a una vida herbívora".

Como siempre, genial.
Y en ese símil que nadie vea dicotomías de tipo "a quien le gustan los toros maltrata a su mujer o es un fascista". Que me guste Lorca no significa ser rojo, homosexual e ir a los toros. Por el mismo motivo, si nos obligáramos a respetar las tradiciones porque forman parte de la cultura y el pasado de un país, habría que preguntarse entonces porqué los romanos dejaron de tirar cristianos a los leones o porqué en la España de la Inquisión se dejó de hacer barbacoas. Todo eso no son más que clichés simplones e imbecilidades.

La violencia. Dicen que muchas películas de acción norteamericanas inducen a un comportamiento violento en los niños. ¿Y una corrida de toros no? Ah, será porque en una se matan personas (de mentira) y en la otra animales (de verdad). Hipocresía en estado puro.

Y lo más ridículo: que te consideren antiespañol por ser antitaurino. Afortunadamente y mal que les pese a muchos, la España de hoy no es paella, toros, flamenco y películas de Pajares y Esteso.

Entiendo a Albéniz cuando desde la misma rabia e impotencia al final de su post relaciona toreo y zoofilia y dice "Sean sinceros: ¿Han sentido algo entre las piernas mientras presenciaban un buen puyazo, un par de banderillas en todo lo alto, o una estocada hasta la bola..?" porque una se pregunta cómo es posible que en pleno siglo XXI continuemos subvencionando y apoyando espectáculos tan cruentos como forma de diversión y los aficionados aún tengan la desfachatez de argumentar que es por "tradición". Uno tiene que tener el corazón como el "cemento armao” para contemplar sin horrorizarse el dolor que un tipejo disfrazado inflige a un pobre animal hasta llevarlo a la muerte. Y lo peor de todo: la gente que se mofa del tema con chascarrillos y cuchufletas demostrando no ya su insensibilidad sino su propia calaña.

Para los que dicen que sin tauromaquia no habría toros ni dehesas: A la mierda con toda esa basura argumental. Lo que da es mucho $$$$$ y una industria indigna que se nutre a costa de la indefensión de los animales y que luego intenta justificarse desde el hipócrita y falso “profundo amor” que dicen sentir estos sujetos por los animales. Lo único que pretenden es fama, diversión, pura perversión y dinero. Es como los cazadores, que justifican ese intenso placer que debe suponer hacer puntería en un ser vivo, diciendo que gracias a ellos, se repobla la fauna en los montes.. Criar toros y repoblar los montes para disfrutar luego con su muerte y sufrimiento, ¿no es una bonita gesta? Conmueve.. pero al vómito.

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