Se abre el telón y aparecen, en un mismo escenario: el ex presidente
de Bankia firmando su propia indemnización; dirigentes de la Caja
Castilla La Mancha, de la CAM y de Banco de Valencia revisando extractos
bancarios para comprobar si han cobrado sus respectivos finiquitos;
consejeros de ex Cajas de Ahorro hoy convertidas en banco añadiendo
ceros a la derecha de diversas cantidades; concejales de urbanismo
estrechando manos de promotores mientras con la otra mano se guardan un
abultado sobre en el bolsillo; los mismos concejales y otros cuantos más
aprobando en plenos municipales nuevos barrios para duplicar o
triplicar la población local, urbanizaciones sobre la arena de las
playas, campos de golf en zonas resecas, palacios de congresos,
auditorios y puentes colgantes de renombrados arquitectos; concejales
tránsfugas cambiando de sillón y de voto; presidentes de Diputación
inaugurando aeropuertos sin aviones, autovías sin tráfico y museos sin
contenido; presidentes y consejeros
autonómicos firmando falsos ERE, fraccionando contratos para no sacarlos
a concurso, entregando hospitales públicos a empresas constructoras,
haciéndose trajes a medida, hablando por teléfono con amiguitos del
alma, poniendo primeras piedras de parques temáticos, velódromos,
ciudades de las artes, ciudades de la justicia, ciudades de la luz,
ciudades de la ciencia, ciudades de la hostia; dirigentes tan defensores
de la familia que contratan a la propia hasta varios grados de
consanguinidad; directores generales cargando copas, putas y coca al
presupuesto; consejos de ministros firmando indultos a banqueros y
aprobando amnistías fiscales; bancos perdonando deudas a partidos;
gobernantes incrementando su patrimonio a ritmo exponencial; tesoreros
firmando contratos fantasma para financiar el partido; empresarios
ofreciendo sobornos para conseguir contratos públicos; concejales
exigiendo sobornos a empresarios para otorgarles contratos públicos;
diputados votando en bloque para impedir comisiones de investigación y
comparecencias; empresas privatizadas y entregadas a compañeros de
pupitre; palcos futbolísticos donde se cierran negocios; un presidente
de la patronal quebrando empresas, dejando agujeros millonarios y a
cientos de trabajadores en la calle; grandes fortunas haciendo la
declaración de la renta y saliéndole a devolver; aviones con destino a
paraísos fiscales que despegan con dificultad por lo cargadas que llevan
las bodegas; noventa y nueve mariachis cantando corridos en la junta
general de una Sicav; obispos marcando la X en la casilla de la
declaración de la renta; obispos disfrutando vacaciones eternas en el
paraíso fiscal español; un presidente del Tribunal Supremo cenando de
lujo con su amigo en Marbella; el yerno del rey, la hija del rey, el
rey; Don Vito saliendo de la cárcel; Jaume Matas usando la escobilla…
¿Cómo se llama la película?
¿Crisis? Frío, frío. ¿Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Frío, mucho frío, helado. ¿Burbuja? Frío, frío, seguimos lejos. ¿Estafa? Templado, templado. ¿Robo? Calentito, calentito. ¿Corrupción? Caliente, muy caliente. ¿Corrupción masiva? Cada vez más caliente, a punto de quemarte. ¿Corrupción sistémica? Cuidado, cuidado, que te quemas…
Se cierra el telón. Aplausos y risas.
(Se ruega no traduzcan este chiste al alemán, no sea que lo lean en Berlín y acaben mandándonos a tomar por…)
Isaac Rosa