Mi padre decía que la inteligencia es un arma que usamos para atacar primero y para defendernos, después.
Y que asi de bonito como suena, cuanto más inteligentes nos hacemos, más peligrosos nos tornamos para nuestros enemigos.
Y que nuestros enemigos, eran, curiosamente, esos que nacieron igual que nosotros....en suma, nuestros hermanos.
Creo que si esperamos que la inteligencia sirva para el bien, sería bueno que la usemos para construir justamente ese bien que deseamos y no para atacar. Pues si no hay ataque...tampoco hace falta defensa.
Es cierto que no hablo del mal puro en el sentido que Hannah Arendt retrató en su famoso libro, pero si el color negro contiene grises, el mal tiene diversas gradaciones hacia la oscuridad.
Si la verdadera meta del ser humano es llegar a ser feliz y encontrar la libertad, qué mejor modo de hacerlo que buscando la dicha compartida. Al fin y al cabo, ¿acaso soy libre si mi hermano se encuentra todavía encadenado a la pobreza?
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1 comentario:
Bueno tu blog, me gustó, y que grande el blog del taxixta, ese me lo apunto.
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