“Hubiera sido un milagro. Hubiera sido un milagro que el mismo pensamiento que no ha sabido cuidar el presente se hubiera preocupado del futuro. Si tras el desplome financiero mundial se hubiesen puesto en cuestión los dogmas económicos y morales que lo produjeron, entonces sí… entonces, la Cumbre del Clima de Copenhague hubiera podido tener éxito. Pero es pueril pensar que si no se desactiva el principio del crecimiento económico incesante, pueda cambiarse algo en serio.
Y el principio del crecimiento económico incesante sigue tan vivito y coleando como antes del crash: crecer y crecer, más y más. Así hasta el infinito, cerrando los ojos a la evidencia, y haciendo imposible cualquier futuro. Es la locura de un capitalismo desenfrenado que ha terminado por alucinarnos a todos.
Pero en eso estábamos y en eso seguimos estando. Y así ocurre que una cumbre trascendental, en torno a un problema trascendental, el cambio climático, se convierte en un mercado de compra-venta de derechos de emisión, con criterios puramente nacionales o regionales.
Poco más. Copenhague ha sido un fracaso y un triunfo para los que querían que fracasara. Y se ha puesto de relieve nuevamente que nuestras democracias son mas débiles que los grupos de presión no democráticos. Que son los que mandan de verdad y están diseñando el mundo a su medida.
Las izquierdas deberían estar oponiéndoles severa resistencia, pero, al parecer, no están para esos trotes. En España, desde luego, la energía de la izquierda se consume en el cuerpo a cuerpo cotidiano con sus rivales electorales. De forma que empieza a vislumbrarse algo muy notable: los partidos de izquierda quedarán reservados para gestionar y para analizar demoscopias. Es decir, para ganar o perder, dentro del actual statu quo.
Pero para los asuntos de fondo, como el cambio climático, o para desafiar un orden mundial injusto, tendremos que confiar en el impulso de los movimientos sociales, como los movimientos antiglobalización, que están acreditando claridad de ideas, coraje y determinación.
Lo de Copenhague ha sido una decepción. Otra.”
5 comentarios:
Lo de la cumbre de Copenhague es otro ejemplo más de la dirección que tomará el mundo después de la crisis. Las izquierdas tradicionales han quedado emparedadas en la caída del Muro de Berlín y no saben hacia dónde van, así que, huérfanos como estamos, no nos queda el recurso ni siquiera de la esperanza. Somos muchos los que sólo sentimos decepción.
Quizás algún día de esta decepción surja alguna respuesta,pero de momento me parece que estamos bastante jodidos, justo es reconocerlo.
No es decepción lo que se necesita para que haya un verdadero cambio en el modelo económico sino una hecatombe.
Es a hostias como parece que sólo sabemos aprender las lecciones.
La cumbre de Copenhague está bien resumida: un mercado de compra-venta de derechos de emisión.
Unos países de economías emergentes que reclaman su derecho a contaminar, tal como lo hacen y han hecho otras potencias durante años, para mantener su crecimiento.
Tiene razón Gabilondo cuando dice que sólo los movimientos sociales podrán lograr que los gobiernos cambien de actitud.
La frase de "el dinero no se puede comer" es simplona pero cobra todo el sentido cuando hablamos de dejar un planeta habitable a otras generaciones. Esto parece que no importa demasiado mientras podamos seguir conservando el estado de bienestar.
Me parece que ya sé cuál va a ser la siguiente "cumbre" internacional por (culpa d)el cambio climático :)
Os lo dejo en formato de viñeta. espero que os guste!
http://unrespetoalascanas.wordpress.com/2009/12/22/nueva-cumbre-internacional-por-el-cambio-climatico/
Actualmente (no sé si siempre fue así...) existen unos pocos partidos políticos creados por los mismos que partcipan en movimientos sociales, partidos que me parece interesante apoyar a pesar de ser minoritarios, pero desde luego deben ser apoyados por actos fuera de las urnas, si no, nada se consigue. Los partidos mayoritarios en el fondo en poco se diferencian.
Creo que no tenemos que ser tan pesimistas. En la Cumbre de Copenhague no hubo compromisos vinculantes pero sí una hoja de ruta política sobre la que ir trabajando para la Cumbre que se desarrollará en México en Noviembre. Es posible que para esta fecha se alcance un acuerdo vinculante... No es sencillo poner de acuerdo a todos los gobiernos del planeta en un mismo objetivo, no es sencillo. Europa se puede sentir orgullosa. Tenemos el compromiso de alcanzar el 20% en la reducción de las emisiones, el 20 por ciento en renovables y el 20 en eficiencia energética. Si se consigue un acuerdo global la UE-27 se comprometería a llegar a un 30%. Eso es valentía política y nos va a costar mucho esfuerzo a todos, aunque haya gente que piense que es insuficiente. Un placer leerte, Maya. Besos
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