sábado, 10 de noviembre de 2007

Amo el planeta Tierra

Ayer fui a ver "TIERRA" y salí emocionadísima del cine. Hacía mucho que ninguna película me conmovía de ese modo. Este documental tiene una fotografía de una belleza fascinante y está contado de un modo sereno, sin caer en el morbo de la sangre ni en la lagrimita fácil. No es una película dura como la de Al Gore en "Una verdad incómoda" sino un recordatorio a la delicada fragilidad de nuestros ecosistemas, y por encima de todo, es un canto a la felicidad y al sentimiento de celebración por tener la gran suerte de habitar este maravilloso planeta. Usando el sol como guía, la película parte hacia un apasionante viaje desde el Ártico, donde una familia de osos polares se despierta bajo las primeras luces de la primavera en busca de comida antes del deshielo, continua por Africa donde una elefanta y su cría, cuya piel refleja el resultado de una sequía sin piedad, recorrerán miles de kilómetros en busca de agua y llegarán completamente extenuadas y medio ciegas de las tormentas de polvo a una charca que compartirán con una manada de leones hambrientos para después adentrarnos en el mar y seguir la migración de dos ballenas jorobadas a lo largo de 6.000 kilómetros desde el Ecuador hasta la Antártida en busca de krill, su fuente de alimento. Hay escenas muy emotivas que te hacen pensar en lo inteligentes que son los animales pero sobre todo en su vulnerabilidad y su sensibilidad, cualidad esta última que muchos humanos dejamos de tener hace tiempo, cuando vemos a elefantes y morsas hacer un círculo de protección para sus crías cuando se sienten amenazados por depredadores, cómo la ballena madre y su cría golpean con sus aletas la superficie del mar para sentir el ruido y no perderse en aguas tan agitadas o cómo un oso polar avanza penosamente sobre una delgada capa de hielo que se rompe a cada paso.. Se tambalea, se arrastra, chapotea.. Le aguarda la agonía del hambre o el ahogamiento. Y finalmente cae rendido en la nieve, cierra los ojos y se deja morir junto a una manada de morsas porque no consiguió alimento. Este documental no debe tomarse como parte de esa "moda" por lo ecológico y lo "cool" que resulta hablar sobre el cambio climático sino para tomar conciencia de nuestras acciones y ponernos en marcha para lograr salvar este planeta. Porque aún estamos a tiempo. Porque tenemos que darnos cuenta que los humanos no dominamos sino que COMPARTIMOS esta tierra con el resto de las especies. La película cumple la función de conciencia y de memoria. Nos demuestra que nuestro mundo es débil. Que está siendo vapuleado y hasta desmantelado. Pero no lo hace con apocalipsis visuales o estadísticas sino que nos propone reconciliarnos con el primer principio de todas las filosofías morales dignas de tal nombre: La del derecho de toda la vida a su continuidad. Es nuestra obligación ayudar a conseguirlo.

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