Siempre seré aquel que pisa tu sombra,
el que se oscurece en ella.
Eterna promesa de arrastrarme por tu camino
coleccionando tus palabras,
marcado por tus huellas,
determinado por el amor.
Prisionero de mis tácticas
y de las vagas estrategias
en busca de tu atención.
Me pierdo deambulando en el silencio,
hablándole a las imágenes
que descansan en mis recuerdos
a la espera de una mirada
que estremezca mi corazón.
Y que al fin te des la vuelta
y me encuentres en la frialdad de la noche,
entregado al sucio juego del amor.
Que te detengas
y súbitamente
te percates de mi tristeza,
ahogando en un vaso
esa incipiente sonrisa burlesca
que emerge de tu rostro.
Pero que sepas
que de dichas marcas
surge el verdadero amor,
el único y verdadero amor.
Ese que sólo yo
soy capaz de concebir y crear.
Aquél que busca respuestas donde no las hay,
amor posesivo, egoísta,
amor que se preocupa únicamente de sí,
amor que lo abarca todo,
llenando los espacios del vacío inexorable.
Amor, que me hace sentir vivo
y me invita a volar en su recorrido.
Sí, de mis heridas brota el amor,
ese que no conoces
y crees sentir por mí.
Sí, en ellas se refleja mi vida,
lo que soy y lo que fui,
y la entrega que tengo por ti.
Alumbraste el lado oscuro de mi corazón.
Lo hiciste, pero te fuiste sin apagar la luz.
Cómo te puedes ir tan pobre, dejándome a mi tan rico...
No hay comentarios:
Publicar un comentario