lunes, 29 de junio de 2009
sábado, 27 de junio de 2009
ZP o porqué me quité el dedito de la ceja
También contaré cómo me hincha las pelotas la terrible gestión (o nula regulación) de las ayudas a las pymes/autónomos a través del ICO, y por supuesto, lanzaré soflamas por no meter en cintura a toda la banca que jugando al monopoly con el dinero de todos, no sólo no se la ha castigado sino que después de inyectarles billetitos frescos, contemplan impasibles cómo estos ralentizan la recuperación económica del país poniendo trabas a la concesión de créditos.
En cómo han mirado hacia otro lado cuando la industria tauricida y los carniceros de luces a la cabeza, han puesto el grito en el cielo cuando han visto que en Barcelona se pretende prohibir las corridas de toros. Cómo Sinde permite subvenciones a sus amiguitos de la ceja, para hacer películas como las que ella guioniza, es decir, auténticas mierdas. O cómo es posible que una barbarie como las corridas de toros pase del Ministerio de Interior al de Cultura con el beneplácito de una Ministra que no dude calificar el arte de la sangría como algo ancestral y no sé qué idiotez más.
Fotografía post mortem
La Fotografía de Difuntos fue una práctica muy extendida en el siglo XIX y básicamente, consistía en vestir al cadáver con sus ropas personales e inmortalizarlo solo o en un último retrato grupal, con sus compañeros, familiares o amigos. Esto, lejos de ser una práctica morbosa y macabra, eran imágenes con cierto aire nostálgico en una época donde la muerte, más allá de un suceso funesto, era visto como un acontecimiento espiritual, sumamente sentimental que se debía rememorar como parte del ciclo de todos los seres humanos.
Una de las teorías que tratan de explicar este fenómeno social argumenta que se desarrolló en una época en que la fotografía no era habitual ni estaba popularizada como en el presente, de tal modo que mucha gente moría sin haber podido ser retratado en vida. De ahí que muchas familias desearan fotografiar "post mortem" a sus seres queridos para que todo el mundo supiera que esa persona había pertenecido a aquella familia.
"Angelitos" era la forma en que en el siglo XIX se conocía a las fotografías post mortem de niños. Teniendo en cuenta el alto índice de mortalidad infantil de dicha época donde una familia común solían tener entre 8 y 10 hijos, la media de fallecimiento era de la mitad. En ese contexto, las fotografías del niño fallecido junto a sus padres y/o hermanos estaban comprensiblemente aceptadas. En la católica América, los niños que morían sin pecado original por haber sido bautizados y sin ningún otro pecado en vida, iban directamente al cielo para convertirse en Angelitos, en cambio, los que no habían sido bautizados eran enterrados con los ojos abiertos para que pudiesen ver la gloria del señor.
En los primeros tiempos los cuerpos muertos usualmente se retrataban como si estuvieran dormidos, lo que otorgaba a los mismos una imagen de naturalidad al tiempo que se simbolizaba el "eterno descanso" del fallecido, pero también fue muy común disponer los cadáveres de tal manera que simularan estar realizando algún acto cotidiano, proceso que incluía, en muchos casos, abrir los ojos del difunto utilizando utensilios diversos (en general, una cucharilla de café) y resituar correctamente el ojo en la cuenca.
De hecho, se solía dar completa libertad a la persona encargada de tomar la imagen para vestir y disponer el cuerpo como considerara apropiado. Muchos de los fotógrafos de aquel entonces se convirtieron en auténticos expertos del maquillaje, llegando a obtenerse resultados muy espectaculares en algunos casos y bastante patéticos en otros. En general, las fotografías podían tomarse en picado o contrapicado, pero era muy común disponer la máquina a la altura del rostro del fallecido. La cara se enfatizaba en gran medida y en muchos casos se suprimía cualquier tipo de ornamentación, lo que lleva a una confrontación directa y cruda con la persona muerta cuando se observa el retrato. Posteriormente, se incluyeron algunos otros adornos, como las flores. En esta fotografía de abajo, si nos fijamos bien podemos ver otra de las técnicas utilizadas: la de pintar los ojos en los párpados del muerto y sujetarlo con alambres y todo tipo de artilugios en las piernas y brazos para hacerle la fotografía erguido o de pie.
No era tampoco en absoluto extraño que los padres aparecieran junto a los niños muertos simulando acunarlos durante su sueño. Se intentaba, de esta manera, aportar un toque más de naturalidad a las imágenes y, de paso, mostrar las relaciones de las criaturas con sus progenitores. Resulta bastante llamativo comprobar la aparente entereza de los adultos, que siempre se muestran perfectamente tranquilos, aunque con cierta tristeza en su mirada. Como también resulta interesante comprobar de qué modo se enfrentaban a la muerte los niños, pudiendo fotografiarse junto a su hermano muerto sin que ello les haya supuesto ningún trauma importante, tal como se argumenta hoy día, cuando evitamos a los niños tan siquiera nombrar a la muerte.
El negocio de la fotografía post mortem fue in crecendo conforme se iba demandando retratos de ultimas voluntades, ya fuese por petición del propio difunto en vida o por los familiares. Los fotografos del momento vivian espeluznantes anécdotas cuando se encontraban con un séquito en sus salas ansiosos de poder retratar a su ser querido antes del sepelio, fue entonces por lo que comenzarón a "desplazarse a domicilio" como queda reflejado en un articulo del periódico español "El Nacional", de 1861.
Los fotógrafos también hacian uso de su "arte", al fabricar ellos mismos soportes exclusivos con los cuales dar una posición artística más adecuada a sus clientes, emulando una postura natural que pasaría a la posteridad, y que curiosamente, pese a su concepción morbosa por parte de la opinión publica, hoy podemos apreciar. El objetivo de aquellas fotografías se ha cumplido: el futuro es consciente de que existieron.
viernes, 26 de junio de 2009
Anuncios detestables
Muere Michael Jackson
El mejor post (post-mortem) que he leído:
http://elguionistahastiado.espacioblog.com/post/2009/06/26/jackson