Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos.
Primero la va a arrancar
pero piensa que es una crueldad inútil
y se pone de rodillas a su lado
y juega alegramente con la flor;
a saber: le acaricia los pétalos,
le sopla para que baile,
zumba como una abeja,
huele su perfume
y finalmente
se acuesta debajo de la flor
y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: "Es como una flor..."
Historias de Cronopios y famas
Julio Cortázar
1 comentario:
benditas las flores y su poder mimético!! queremos más jardines! (y menos losantos)
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