domingo, 8 de agosto de 2010

Las vidas posibles de Mr. Nobody

Dirigida por Jaco Van Dormael en 2009, Las vidas posible de Mr. Nobody habla de realidades paralelas, de cómo una decisión, una palabra, un gesto, puede llevarnos por un camino u otro, llevar una vida u otra, de formas posibles de existencia y sobre todo, habla de mil formas posibles de vivir o malvivir el amor.

El protagonista nos hace preguntarnos dónde está la realidad y dónde la imaginación. Nos habla del efecto mariposa, de la teoría de las cuerdas, de entropía, del Big Crunch y de universos que convergen en el mismo espacio-tiempo. Todo este batiburrillo se mezcla en un torrente de imágenes sugerentes que te dejan atrapado. El contenido es lo de menos, sólo son preguntas con varias posibles respuestas que te inundan de sensaciones y miradas azules.

Elegimos a nuestros padres? Y cuando ellos deciden separarse y nos piden que elijamos con quien ir, qué destino nos aguarda con uno u otro? Elegimos de quien enamorarnos? O se trata sólo de química? Por qué si nos sentimos desgraciados, marginados, introvertidos y solos, acabamos en los brazos de cualquier persona que se cruza en nuestro camino? Podemos obsesionarnos con alguien que no nos ama, sólo porque nuestro cuerpo o nuestra mente se empeña en decir que no puede evitarlo? Y si resulta que ese alguien, muchos años después, aparece en la peluquería en la que trabajamos, y seguimos tan atados a ese recuerdo del amor no correspondido que no somos capaces ni tan siquiera de reconocerlo mientras le cortamos el pelo? Quizá porque algunos eligen llorar, sufrir con los deseos imposibles, atarse a las cadenas del pasado mientras malviven sin ganas el presente.

Nemo Nobody, el último mortal relata los posibles caminos que pudo tomar su vida a partir de un hecho muy significativo. Y el Universo extiende un espacio para que todas las posibles elecciones de sus vidas (el exitoso, el fracasado, el amoroso, el resentido, el solitario, el sumiso...) se materialicen, poniendo a su alrededor personas, lugares y destinos diferentes. Año 2092 y al anciano, aún le queda la duda permanente de qué habría sucedido en caso de alterarse alguna de las infinitas piezas que componen el gigantesco puzzle de su existencia.

Es cierto que el poder de nuestras decisiones (muchas veces irreflexivas o tomadas de forma inconsciente) tendrán, irremediablemente, repercusión en nuestra vida? Es el ser humano el único dueño de su destino? O muchas de las cosas que nos ocurren son fruto de la casualidad y el destino? Hagas lo que hagas y seas quien decidas ser, siempre tendrá como resultado hermosas y tristes consecuencias, frustraciones y momentos de felicidad. Podemos ser ricos y vivir una existencia anodina y mirar a nuestra pareja con mirada perdida, podemos tener un trabajo cutre y sentir que el cielo nos recompensa con el amor más puro, podemos tener tres hijos maravillosos y estar casados con una montaña rusa emocional, podemos elegir vivir solos, sentados cada día tras las cámaras que filman cómo se descompone un ratón muerto o cómo va creciendo el moho en la fruta, porque sólo con la cámara es posible volver atrás y recuperar lo perdido.

El azar y los pequeños detalles que acaban condicionando el futuro, el peso de la memoria que se convierte en una losa de miedo que impide decidir con libertad, y la vida como una escritura de guión construida en la imaginación de un niño…obligado una y otra vez a decidir si subir al tren o quedarse en el andén con su padre. Una mano que le ayuda a subir, un zapato mal atado que impide correr. El tren de la vida se marcha, y las vías aparecen como metáfora de la vida y el destino. Cuando escoges un rail, inevitablemente se bifurca en otras tantos, y así una y otra vez, de forma constante elegimos hacia dónde queremos que nos lleve el tren de la vida. Cómo vivir y cómo morir en cada una de esos destinos. Pero todo empieza en la primera vía, a los 9 años, a Nemo -el niño-arquitecto- se le plantea una elección imposible y Nemo, el anciano, comprende que no sólo esa decisión condicionó el resto de sus posibles vidas sino también la gota de lluvia que emborronó la tinta en un papel, el zapato que perdimos en la carrera, el pájaro que chocó contra nuestro parabrisas o la hoja del árbol que alguien sopló desde el otro lado del mundo.

Y si el Big Crunch permite volver atrás, dejaremos de correr tras el tren en el que mama nos grita que subamos, y no nos detendremos para cuidar de un padre débil que nos grita que no le abandonemos. Elegiremos renunciar a todas las vidas posibles por una sola que merezca la pena.

3 comentarios:

Josu Sein dijo...

Qué casualidad, le dediqué mi fotolog de hace 3 días...

Anónimo dijo...

La vi el otro día y me encantó. Es tal y como lo redactas en tu blog.
Si/No, subir/bajar... todo son decisiones que no sabemos donde nos llevarán.

Un saludo.

cyberpelos dijo...

Muy buena reflexión y muy buena película. Me encantó.