Todo es una farsa. Cualquier movimiento, declaración, acto político responde a una estrategia por parte de una agencia de publicidad y está respaldado por un mecanismo de propaganda ideológica que procura mantener contentos a los de izquierdas con un par de golpes de efecto tipo "matrimonio gay" "ley ampliación del aborto", leyes polémicas que saben tendrán el acoso y crítica de todo tipo de fachas (desde los más liberales a los más conservadores) y cómo no, de la arcaica iglesia católica. Esa táctica de desviar la atención con estudiadas maniobras de manipulación oculta una dura realidad: la política económica de estos que se hacen llamar socialdemócratas es de derechas. Y si, ya sé que en una Europa decrépita de aires rancios y pelín xenófoba que vive bien asentada en el capitalismo, ser de izquierdas es una quimera.. pero que no nos vendan la moto.
Yo soy de izquierdas. Lamentablemente, con la puta ley d'hont no tengo partido a quien votar.