"Lo de los toros es una salvajada, es cierto, pero vivimos en un país de salvajes inmovilizado con una capa de civismo, herencia de nuestra mezcla de culturas: muchos se aferran a una religiosidad falsa, en la que lo importante es que se te vea antes, durante y después de la monserga del cura de turno. En política es igual (excepto para los profesionales, que viven muy bien a costa de que los demás nos tragamos el espectáculo), igual que en el fútbol, en los cotilleos, en el trabajo.
Nos gustan los disfraces (de militarote, de ejecutivo, de médico, de torerillo, de payés, de lagarterana...), porque en el fondo pensamos en colorines, y así todo muerto de hambre al que le ponen un uniforme está dispuesto con orgullo a darle de hostias al que no lo lleva. Este sigue siendo un país barroco, por eso necesitamos nuestra ración de sangre y mierda, de saber que al de enfrente le va de puta pena para así creer que a mí me va mejor.
Esas escenas como sacadas de un cuadro de Solana que se producen todos los años en las Ventas, con esos viejos muertos de pena que, entre puros, tragos de vino malo y bocatas de mal pan con lonchas de tocinaco frito, berrean y observan cómo un tipo vestido de chapero del Hiperespacio desangra a un bicho y lo tortura.. mantienen la unidad de este país, la única que puede haber: la de unos que se creen privilegiados en comunión porque ven que a otro le están jodiendo la vida.
Esto es España: un psiquiátrico lleno de megalómanos. ”
07/05 Comentario extraído de la web http://www.soitu.es/soitu/tveldescodificador.html
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