jueves, 31 de marzo de 2011

sábado, 26 de marzo de 2011

Send in the clowns/ Elisabeth Taylor


Una de las grandes canciones de la historia. Compuesta para el musical " A little night music" (1973) por Stephen Sondheim. Este musical está basado en la película "Sonrisas de una noche de verano", dirigida por Ingman Bergman.
Se trata de una balada del Acto II en la que uno de los personajes, Desirée reflexiona sobre las ironías y las decepciones de la vida. Desirée, una actriz cuyas pasiones eran el teatro y los hombres, había preferido vivir su vida y revolotear de hombre en hombre, entre ellos el abogado Fredick, muy enamorado de ella, con el que se había negado a casarse.
Después de varios años se reencuentran y ella se da cuenta de que le ama de verdad: Le propone retomar sus antiguas relaciones, pero él la rechaza, diciéndole que ha sido barrida de la tierra y ama a su esposa. Desirée, sentada en la cama, canta esta canción, en la que proclama su ira y tristeza por lo que ha perdido.


"Send in the clows" es una canción de arrepentimiento, de rabia, de separación. Desirée está muy dolida y furiosa, pero no quiere hacer una escena delante de Fredick, así que decide quedarse sentada sobre la cama, mientras le expresa con preguntas y con frase cortas y entrecortadas su enojo y pesar.

Cuando se le preguntó a Sonhein a qué se refería con los "payasos", explicó que no se refería a los payasos del circo. Es un sinónimo de tontos o necios.
"Tengo un montón de cartas en los últimos años pidiendo lo que el título significa y sobre lo que significa la letra. Es una broma del teatro, que si el programa no va bien se dice" Vamos, que entren los payasos", en otras palabras, "Vamos a hacer las bromas." Y la frase " No te molestes, ya están aquí " significa " Nosotros somos los tontos".





QUÉ VENGAN LOS PAYASOS
Elizabeth Taylor (BSO Little Night Music)

Isn't it rich, are we a pair
Me here at last on the ground
You in mid-air
Send in the clowns

Isn't it bliss, don't you approve
One who keeps tearing around
One who can't move
Where are the clowns
Send in the clowns

Just when I'd stopped opening doors
Finally knowing the one that I wanted was yours
Making my entrance again with my usual flair
Sure of my lines
No one is there

Don't you love a farce,
My fault I fear,
I thought that you'd want what I want
Sorry my dear!
But where are the clowns
There ought to be clowns
Quick send in the clowns

What a surprise,
Who could foresee?
I'd come to feel about you
What you felt about me?
Why only now when I see
That you've drifted away?
What a surprise...
What a cliché...

Isn't it rich, isn't it queer
Losing my timing this late in my career
And where are the clowns
Quick send in the clowns
Don't bother, they're here


-----------

¿No es fantástico?
¿Somos una pareja?
Yo aquí por fin en tierra firme,
Tú suspendido en el aire.
Que vengan los payasos

¿No es glorioso?
¿No estás de acuerdo?
Uno que sigue tirando
uno que no puede moverse.
¿Dónde están los payasos?
Que vengan los payasos


Justo cuando dejé de abrir puertas
supe que la única que quería abrir era la tuya
Hice mi entrada de nuevo
Con mi talento natural
Segura de mis palabras,
Y allí no hay nadie


¿No te gusta la farsa?
Temo que sea mi culpa
Pensé que querrías lo que yo quiero
Lo siento, querido.
¿Pero dónde están los payasos?
Tendría que haber payasos.
Rápido, que vengan los payasos.

Qué sorpresa.
Quién podría prever
lo que llegaría a sentir por ti
¿Qué sentías tú por mi?
¿Por qué sólo lo veo ahora
que te has alejado?
Qué sorpresa.
Qué cliché.

¿No es fantástico?
¿No es extraño?
Perdiendo el ritmo a estas alturas
de la carrera
¿Y dónde están los payasos?
Rápido, qué vengan los payasos.
No te molestes, ya están aquí.



viernes, 25 de marzo de 2011

lunes, 21 de marzo de 2011

Cuándo vamos a reaccionar?

A priori, según todos los analistas pronosticaban, esta crisis nos enseñaría que, de alguna forma, había que controlar en el futuro ese capitalismo ultraliberal que nos ha invadido desde la caída del bloque soviético, puesto que una vez exterminado el 'peligro rojo', los extremistas del otro bando (o sea, del nuestro), han campado a sus anchas haciendo y deshaciendo sin ningún miedo ni control.

Las políticas proteccionistas del Estado se habían quedado obsoletas, dijeron, y la única opción válida era generar dinero a toda costa. En cierto modo, entramos en la ley de la selva, en esa precisamente en la que el más poderoso tiene el control absoluto de la situación. El débil, por su parte, se convierte en un elemento incómodo a no ser que deje de exigir unos derechos que por su escalafón social no le pertenecen, según ellos; será un triste gregario durante toda su vida, pues ésta pertenece ya para siempre al líder, al más poderoso. No hay término medio, o estás con él, o fuera del sistema, puesto que aquello denominado solidaridad tan sólo son términos aplicables a blandengues sentimentales o, en todo caso, a locos altruistas ajenos a la realidad existente. Es la ley del más fuerte y, en este caso, del que tiene más capital.

Pero de pronto, y casi sin darnos cuenta, descubrimos de repente que todo se tambaleó, pues la balanza del equilibrio se hizo añicos por completo. La saturación de los mercados, sobre todo el inmobiliario, hizo que grandes y poderosas empresas echasen el cierre, al tiempo que los bancos empezaron a tambalearse debido a que los beneficios y el dinero generado en estos años de bonanza no era real, sino ficticio. Las gentes, hipotecadas de por vida, fueron las primeras víctimas del gran crack, pues al perder sus empleos, dejaron de devolver los créditos prestados mientras que las grandes empresas les comunicaban a sus banqueros que su deuda era imposible de liquidar, ya que la bancarrota de sus sociedades era un hecho constatable. Todo, absolutamente todo, se empezó a descomponer.

Los pequeños ahorradores, alarmados, empezaron a sacar su dinero de las entidades bancarias cuando comprobaron que éstas se desplomaban en la bolsa (esa gran fábrica de dinero ficticio), y fue entonces cuando el grito de alarma sacudió a la sociedad por entero. El monstruo del dinero fácil y rápido de conseguir se había desplomado, y con él, la mayor parte de una sociedad que se ha dejado arrastrar por un sistema ultraliberal que hizo creer a muchos que era la gran panacea.

Pero entonces, como si no tuviésemos memoria, aquellos mesías del nuevo capitalismo, en ese momento ya entre la espada y la pared, le suplicaron, bueno…, más que suplicar, casi le exigieron a 'papá Estado' que saliese en su ayuda, pues de lo contrario, todo se vendría a pique. Sí, de repente se convirtió en una especie de capitalismo socialista, pidiendo una intervención estatal con el dinero de todos los contribuyentes, ese dinero precisamente que algunos Estados dedican, en mayor o menor medida, para proporcionar una mejor calidad de vida a sus ciudadanos mediante la educación y sanidad públicas, entre otras muchas cosas. Así pues, el dinero recaudado ya no se destinaría en gran medida a las clases medias y bajas, sino que iría principalmente encaminado a salvar a los más ricos.

De todas formas, y una vez sucedido lo sucedido, al menos se demostraba que en cierto modo la intervención del Estado no era tan mala, con lo cual se llegó a pensar que a partir de entonces el gran capital comprendería, o al menos aceptaría razonablemente, la intervención del Estado a través de dinero público en temas tan trascendentales para el conjunto de la sociedad como son la salud o el derecho gratuito a la educación.

Así es, dio la impresión de que íbamos a conseguir un capitalismo más humano, tal y como en su día se exigió un comunismo más humano a través de aquella maravillosa 'Primavera de Praga' del 68. Pero verán, de la misma forma que entonces no se consiguió, invadiendo los tanques rusos la capital checa, ahora posiblemente tampoco se conseguirá puesto que ya hay síntomas claros que nos inducen a pensar en ello.
Verán ustedes, el gran poder, el gran capital, ese que hace unos meses estaba asustado y acomplejado viendo todo lo que se le venía encima, sigue tan sólo un año después campando a sus anchas, ya que las protestas de la ciudadanía han sido tan tímidas y resignadas, que les ha dado pie a que casi todo siga funcionando de igual forma.

Al parecer, la gran mayoría de los banqueros y altos ejecutivos que provocaron la crisis no fueron castigados con la cárcel, sino 'despedidos' con indemnizaciones millonarias, e incluso muchos de ellos siguen ocupando puestos de privilegio en otras grandes corporaciones. Los paraísos fiscales continúan funcionando como antaño, y estos riquísimos ejecutivos controladores del capital, a los que el dinero público les salvó el pellejo, siguen hoy en día amenazando a los Estados diciéndoles que si suben los impuestos a las clases privilegiadas, se llevarán su parné a dichos paraísos fiscales o a terceros países en donde no se les pida cuentas por sus pingües beneficios.

Y el pueblo sigue sin decir nada, como narcotizado o en estado de shock, pues nadie es capaz de exigir a los más ricos ya no sólo que se retracten por el injusto reparto del bienestar que se ha producido hasta nuestros días, sino que a tenor de todo lo acontecido, cambien de una vez por todas su forma de actuar, aunque tan sólo sea por simple 'vergüenza torera'.

Así pues, hemos dejado pasar una oportunidad única, excepcional podríamos decir, puesto que de tener contra las cuerdas al deshumanizado gran capital, en cuestión de meses hemos pasado a demostrarle que su poder es incluso mayor que el que tenía antaño, pues si antes temían una más que probable reacción en su contra al provocar con su avaricia desmedida hechos tan lamentables como los ocurridos en esta crisis, ahora se han dado cuenta de que ni haciendo tal tipo de barbaridades se les exigen verdaderas responsabilidades y, menos aún, que su eterno poder peligre lo más mínimo.

En definitiva, pienso que esta es una enseñanza que, a buen seguro, ellos sí habrán aprendido para consolidar, definitivamente, su hegemonía por los tiempos de los tiempos. Y mientras tanto nosotros, es decir, aproximadamente el 98% de la población, a seguir aguantando estoicamente todo lo que nos echen debido, en gran medida, a nuestra propia desidia y pasotismo como integrantes de una sociedad apática y resignada.

domingo, 20 de marzo de 2011

Moustaches make a difference



Aquí un recopilatorio de imágenes sobre como estarían ciertas personas sin bigote, y cómo les cambia la etiqueta con y sin él. Esta brillante campaña publicitaria se llama "Los bigotes hacen la diferencia" y la  llevó a cabo TBWA Singapur para impulsar la investigación del cáncer de próstata y concienciar a la gente sobre esta enfermedad.










lunes, 14 de marzo de 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

PP- PSOE: listas de corruptos

No les votes.
Misma corrupción, misma mierda neoliberal.

Una idea de Desobediencia cívica  (Vincular la palabra corrupción a PP y a PSOE desde nuestras webs/blogs)

martes, 1 de marzo de 2011