
Jan Saudek nació en Praga, en 1935. Su obra sin duda está marcada por su perturbadora infancia. Muchos miembros de su familia murieron en campos de concentración durante la segunda guerra mundial. Jan y su hermano Karel sobrevivieron gracias a un golpe de suerte que les libró de acabar en las manos de Josef Mengele.
Sus primeros trabajos personales fueron inicialmente fotografías en blanco y negro, donde comenzaba a adivinarse el estilo que lo haría famoso; cuerpos desnudos, un erotismo descarnado y en ocasiones obsceno, y un afán por hacer que sus instantáneas sugirieran historias al observarlas, que evocaran continuidad más allá de lo que reflejaba la imágen estática.

A partir de cierto momento se dedicó a colorear sus fotografías. Hizo hincapié en las texturas y en el ambiente de los decorados que rodeaban a los personajes de sus fotos. Había algo turbador en muchas de sus obras, un efecto ruinoso que las envolvía de una violencia y una expresividad incomparables. Sus temas se repitieron a lo largo de las décadas siguientes: fotografías sobre la sexualidad y la relación hombre-mujer, sobre las mujeres y su comportamiento erótico-afectivo, la edad madura y la juventud que se entrelazaban en sus escenas de un modo evidente, lleno de simbolismo, y sus originales desnudos.



Fue fotógrafo del cuerpo femenino. Retrató con una belleza inusitada, a pesar de lo siniestro de algunas de sus escenas, la desnudez femenina, sin importarle la perfección de sus formas.






A partir de cierto momento se inclinó por una fotografías de varios personajes, con antagonismos manifiestos con los que pretendió dotar de mayor fuerza a sus imágenes. Intercaló sin pudor fotografías toscas, en ocasiones hasta de una sexualidad vulgar, primitiva, empeñado en llevar hasta el extremo su tendencia a provocar, así como escenas humorísticas en las que aparecía el propio Saudek como un actor más.










Destacan también sus obras dobles, en las que fotografíaba escenas de mujeres vestidas y luego desnudas, y las series de personajes fotografiados en distintas épocas de sus vida.





Su lenguaje directo y lleno de sensualidad fue una de las razones de que se convirtiera en uno de los primeros fotógrafos checos en ser conocido en occidente, lo que le provocó percances con las autoridades comunistas de su país durante años. Lo que es indiscutible es la originalidad de su propuesta, su afán por retratar de un modo distinto, la extrema radicalidad de sus planteamientos que le concedieron con una rapidez inusitada un lugar privilegiado en la fotografía del siglo XX.










